Escribe: Aníbal Arredondo
Perú, cuando me acuerdo de ti no doy importancia al resto del mundo y quiero que el pensamiento y sentimiento de todos los peruanos actúen con libertad para encontrar en estas elecciones limpieza, sensatez y responsabilidad en el acto de elegir y emitir el valioso voto.
Tendamos puentes sobre los ríos turbios que nos muestran los políticos. Los peruanos no perdamos la fe, que existe, y desechemos a los que inventaron la mentira; ¿Quiénes?: Los malos políticos. Esos personajes que se llaman políticos y que son unos audaces y tiránicos mentirosos que son como cuervos que quieren anidar una vez más en un país arruinado por ellos mismos. Saben que es más fácil embaucar a multitudes que a una sola persona sensata. Ofrecen ser útiles a la patria, mejorando la salud, la educación, que serán defensores de nuestros recursos naturales, etc. Etc., y los ingenuos electores quedan con los oídos ensordecidos y con esperanza de una muerte en ayunas cuando se creen los cantos de sirena de estos políticos
Estos políticos, prometen luchar contra la corrupción, eso es cursi; ¡pero si ellos son los Alibaba de todos los tiempos¡. ¿Entonces porqué hay esa desigualdad abismal en el Perú?
Hubo un congresista andino, en legislaturas pasadas que juró franca y sincera y descaradamente diciendo: “juro por la plata”. Esto queda en los anales de la historia. Ojala que estos próximos al ser ungidos, como congresistas o presidente de la república, digan: ¡Juro por amor al Perú!, y no lo hagan por amor al dinero, y que podamos verlo en el futuro.
Bueno, en estas elecciones no cedamos a los candidatos mitómanos con tendencia morbosa a desfigurar nuestra realidad. Si tomamos conciencia de nuestro voto y elegimos a un buen candidato, nuestro voto valdrá mas que el oro de alto quilate sin ningún agregado. Eso sería defender a nuestro querido, hermoso y noble país.
Sabemos que el mundo es un teatro de cambios, y no ser conscientes de esos cambios sería un error y sufriremos un retroceso en lugar de avanzar.
Cantemos la primera estrofa de nuestro himno nacional con eso de:
“La indolencia de esclavo sacude,
La humillada cerviz levantó"
Con las manos en el pecho, con valentía y no como un acto de derrotismo, y gritemos en voz alta: “muerte a los corruptos”, a los que nos dejaron en la pobreza, a los que rifan nuestras riquezas a empresas extranjeras, a los que se beneficiaron con montañas de dinero. No toleremos más este desorden, esta injusticia. Nuestra patria tiene una vida real y poderosa, y en cada elección general pasada hemos tenido la fatalidad de elegir mal a nuestros representantes y seguimos haciendo de “Caperucitas Rojas” al caer siempre en la boca de los lobos. No sigamos apañando a esos malévolos políticos que nos son sino como un viento que amontona toda clase de inmundicias al pie de una gran construccion que es el Perú.
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