El escritor Andrés Trapiello, escribe en el maravilloso libro, "La vida de Miguel Cervantes”, conjugado por prominentes escritores como José Ortega, que dice: Que no existe libro alguno, refiriéndose Al Quijote, cuyo poder de alusiones simbólicas al sentido universal de la vida sea tan grande, y sin embargo, en este libro hallamos menos anticipaciones, menos indicios para su propia interpretación. Estas palabras de Ortega, son las más juiciosas, cabales e inamovibles, que se hayan escrito sobre el Quijote, y la imposibilidad de interpretarlo. ¿Por qué razón? Quijote duda de la verdad, nos habla de la dificultad de saber, de la verdad, inalcanzable.
Unamuno, gran don quijotesco, hablo siempre del Quijote, como un poema, un largo poema. Se refería sin duda al campo donde vienen a reunirse, "la realidad y el deseo".
El Quijote en cada época se ha acercado libremente a su ficción, para buscar las claves de la realidad, que la propia realidad acostumbra a escamotearnos. Don Quijote ha terminado por imponerse con toda su potente realidad e inconsistencia histórica de su mismo creador. Don Quijote trata de las cualidades del cuerpo y origen de los humores, por qué se encuentra en la locura. El Quijote es una síntesis entre la tradición popular española, sigue el río, la vena del romance y tradición culta, libresca renacentista.
Desde hace doscientos años quien al Quijote busca en sus páginas las galerías del alma, los humores, el cautiverio, inconsolables melancolías, los remedios para recomponer la rota y desbaratada vida nuestra. Todo el mundo conoce la trama del Quijote y sus argumentos, al Quijote podríamos resumir de la siguiente manera: Quijote era un viejo Hidalgo manchego que se vuelve loco leyendo libros de caballería y a los cincuenta años pese a sus achaques a los riñones, emulaba a sus héroes, se viste con usadas armas que encuentra en un sobrado, y sale acompañado de un escudero, al que le ofrece promesas tan vagas, con el fin de deshacer entuertos y agravios, es decir, restablecer honras y enderezar un poco a este perro mundo.
El caballero es más loco que cuerdo. Salen al campo y les suceden aventuras casi siempre disparatadas. El Quijote es novela, en la que se habla sin rebozo de la vida. Esto no es muy importante, lo que se trata es ,que leen libros de literatura, tanto Cervantes como Quijote, devorando con irreprimibles ansias. Quijote dice "Yo nací libre ,y para poder vivir libre, escogí la soledad de los campos ", otra vez dijo: "Yo soy quien soy" .
El Quijote es una novela en la que no hay sexo ni violencia. Es un libro que arranca lágrimas y risas, y es el más dulce, balsámico y alegre. Don Quijote no es un loco alegre, desde luego a la aventura se lanzó ¿Seré loco de veras? Y siéndolo, no sentiré nada. Eso de no sentir es el sueño de todos aquellos que conocen los limites intolerables del sufrimiento, de la pena, hasta el final de sus días. Las veces que ríe Quijote eran proporcionalmente inversas a las veces que nos hace reír.
Cervantes decía, aunque parezco padre, soy padrastro de don Quijote. Cervantes autor de la “GALATEA" y de Don Quijote, y otras que andan por ahí descarriadas, quizá sin el nombre de su dueño. Cervantes fue soldado muchos años, y cinco y medio cautivo, donde aprendió a tener paciencia en las adversidades. Perdió en la batalla naval de LEPANTO la mano izquierda de un arcabuzazo, de ahí le llamaron el "manco de LEPANTO”.
Cuantas veces nos ha dicho Cervantes que es pobre, que es manco, cuantas que es un viejo soldado, cuantas que ha sido rechazado. Pese a todo Cervantes no fue un estratega. Cervantes era hábil pero orgulloso y su debilidad le hacía miope. La primera edición del Quijote había llegado a México y Perú. Los críticos de Cervantes, fueron Tirso de Molina, Salas Barbadillo, Lope de Vega, críticos literarios. Cervantes era elocuente como pocos, aunque cuando llama a sus enemigos, "Cuatro sotildes y almidonados".
Es enternecedor ver a Cervantes en su vejez, despegado incluso de sus obras, algunos de los cuales andan anónimos por el mundo. Cervantes murió el 22 de abril de 1616, fue amortajado, conforme a la regla de la orden Tercera, con el hábito franciscano y el rostro descubierto. La vida de este Boccaccio español, fue triste y lo fue también, su muerte:
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