9/8/23

El arte de un genio, Ludewin Beethoven


Escribe Anibal Arredondo

Quienes cultivan la cultura musical clásica, saben que enriquece la vida de los hombres, por ser clara, amena y fascinante, y que el mundo escucha y goza.

Leer la biografía de Beethoven fue para mí mientras escuchaba su música. Beethoven fue uno de los grandes músicos del siglo pasado (1805), compositor alemán, hijo de Johann Beethoven, modesto cantante de origen flamenco, y de María Magdalena Keveriah. Johann, su padre lo encaminó a la actividad musical,  y fue su primer maestro en la etapa de su adolescencia, seguido de otros profesores, como el flautista Pfeifferi, el violinista Rovantini y el franciscano Williboldkoch.

Los primeros fundamentos serios de la teoría musical, los adquirió en 1782 de Cristian Gottlob, organista que se limitó enseñar a Beethoven, el camino a las clases o de Phillip Emanuel Bach, que le inculcó, ese amor hacia toda manifestación cultural, que caracterizaría a Beethoven para siempre.

Representantes de la sociedad de Bonn, captaron pronto la viveza intelectual del joven renano, en especial el arzobispo Maximilian Frantt, quien en 1784 nombró a Beethoven como miembro asalariado de la capilla de la Corte. Este cargo le permitió independizarse parcialmente de su familia, y contribuir a la precaria economía paterna, en los gastos ocasionados por la enfermedad de su madre. Tres años después, siempre con la ayuda del arzobispo Frantt, amplió sus estudios en Viena, aunque tuvo que interrumpirlos, debido al empeoramiento de su madre. También se benefició económicamente, por su amistad con el médico Franz Gerhard Wegeler, quien le encomendó dar clases de piano a sus hijos los pequeños Lorenz y Eleunore. Beethoven, en aquella época manifestó su amor por la buena literatura, interesándose por las obras de Goethe, Shakespere, Klofstok y Herdez. El regreso a Viena por la muerte de su madre, y la agudización al alcoholismo de su padre, le llevaron a una crisis económica no superada. Su cargo de organista y violinista de Capilla de Corte, incluso la ayuda procedente de sus clases particulares no pudo superar la crisis.

Sin embargo, datan de aquel período hasta 1972 sus primeros ensayos de composición y consolidación, de sus cualidades profesionales, cada vez con mayor asimilación de la polifonía de Bach y de las clases o de Hayden y Mozart. En ese marco empiezan a publicar trabajos dignos que revelan las directrices del compositor. La "Cantata" en la muerte del emperador José II, escrita en marzo de 1790, con un fragmento que vislumbra un episodio del Fidelio; tres sonatas para piano en bemol mayor, Fa menor y Re mayor para piano, el trío en Sol en sol mayor para piano, flauta y fagot y algunos líderes para voz y piano.

Todas ellas son canciones a la moda de la época, algunas a las futuras tendencias innovadoras de lenguaje personal.

1972 fue un año clave para la maduración del joven compositor. Beethoven decidió viajar a Viena el 3 de noviembre de ese año y tomó el coche del correo, para instalarse en la capital imperial, acorde con sus ansias de experimentar una nueva vida. Viena era entonces capital de un imperio floreciente, con una clase alta de reconocida sensibilidad. Habría abierto sus puertas a las más audaces tentativas, artísticas y filosóficas.

La ciudad iba adquiriendo en virtud de su transformación urbanística, guía de la cultura occidental burguesa, carácter que se mantendría durante todo el siglo. El propio Beethoven protagonizó una decisión importante debido al pago señalado el 1 de marzo de 1809 por los príncipes Kinsky y Lobkowitz, que decidió librar al músico de agravios económicos, y concederle una especie de sueldo vitalicio anual y resucitar de esta forma el viejo concepto del artista cortesano, obligado únicamente a permanecer en Viena y por tanto a escribir para ganarse los favores de sus mecenas. Se dio el protagonismo a una dimensión renovada del quehacer musical, preparando la era del arte como comunicación social y compromiso ético.

Naturalmente Beethoven llegaría a esto poco a poco, aunque el primer impacto fue muy positivo, y vaticinó la posterior evolución de su estilo, con gratas consecuencias en el plano económico. Sin embargo, Beethoven no llegó a conocer los lujos de músicos, como Rossini y Mendelssohn; pero tampoco la auténtica miseria de Mozart, o los agobios de un artista pródigo como Wagner.

A finales de su vida pasó algunos apuros, debido en gran parte a sus malas condiciones de salud, Viena significó para el siglo Vlll un nuevo contacto con el viejo Haydn, a su vez al final de una evolución ya marcada por la obra de Johann Baptist Schenk, y, sobre todo, Johann Georg Albrechtsberger, quien le sometió a un intensivo aprendizaje de polifonía, de donde surge toda su obra futura. En definitiva, esta experiencia metropolitana encaminó a Beethoven hacia la superación total de su estilo mundano en aras de la fecundidad total de su estilo mundano en aras de la fecundidad del instrumentalismo europeo de las primeras épocas de Bach, Mozart y Haendel, grandes inspiradores, este último de la época madura del compositor.

Pero Viena significa para él, la adquisición de una profesionalidad pianística que se adelantaba a sus tiempos.

Los grandes salones de la capital Austriaca, así como los de Praga, Leipzig, Nuremberg, Dresde, Budapest y Berlín, aclamaron a Beethoven como un mentor del teclado, no sin recelo de los aficionados más académicosñ

El asombroso modo de tocar de Beethoven marcado por el atrevido desarrollo de su improvisación, emociono de forma insólita, al músico Wenzel Johann Baptist Tomaschek, quien admiro su estilo vigoroso y brillante, y el desarrollo gradual de sus ideas.

En 1795 - 1800, Beethoven publicó sus primeras obras: Tres tríos para piano, violín y violoncello y contrabajo dedicado a la Emperatriz María Teresa, la primera sinfonía en do mayor y seis cuartetos para cuerda. Beethoven es mimado por la nobleza y las grandes familias de profesionales libres, luego alcanzó una tranquilidad económica y bienestar que le permitió mantener a sus hermanos Karl y Johann y mantener algunos prestigiosos idilios amorosos, nada escasos en su vida artística tosca y emotiva. Therese y Josephine Brunsvick, le inspiraron obras imperecederas entre las que destaca la famosa “Sonata” un fantasía en Do sostenido menor y la conocida, Sonata para piano nº 14 llamada "Claro de luna"

Las aventuras sentimentales de Beethoven, confusas y no contrastadas, tuvieron momentos alternos, entre la afectuosa de su larga relación con Josephine Condesa Deym, y las desilusiones que le produjo la joven y frívola Guilieta, a la que volvería a encontrar en 1821, implorando ayuda económica por las deudas de su marido. A las penas de amor se sumó en 1795 un hecho más grave, la manifestación de los primeros síntomas de la afección al nervio acústico, que le llevaría a Beethoven a la tragedia de la sordera. De estos años data el célebre testamento, que en la actualidad se encuentra en Viena, que el músico dictó en medio de una crisis depresiva, cada vez más frecuente, amparado, en el sufrido equilibrio de su creatividad. Entre tanto la gran música llama a las puertas del nacimiento del siglo XIX. Beethoven es el indiscutible del mundo musical; años que entrega, la tercera, cuarta, quinta, sexta sinfonías.

Su vida privada es intensa, experimenta el peso de un carácter duro, terco, a causa de fuertes disputas y de una vida muy irregular.

Uno de los mayores desprecios que sufrió   de Napoleón, desprecio que no le impidió dirigir personalmente su obra la Tercera sinfonía en 1809, ante la presencia y los aplausos del propio emperador durante la ocupación francesa.

Beethoven era un artista soberbio, terco, pero noble. En el año 1808 recibió la invitación de honor de Jerónimo Bonaparte para dirigir la capilla musical de Kassel, para evitar que se alejara de Viena. Sus protectores pactaron darle una renta anual de 4000 florines, hasta el fin de sus días.

La vida de Beethoven está marcada por el doble carácter doloroso y triunfante de una gloriosa ascensión creadora y una serie de miserias privadas. Beethoven sufrió años de sordera, de soledad, paradójicamente precedidas de triunfos en los años de restauración en la época del Congreso de Viena. Beethoven sordo y afligido alcanzaron a menudo esos tapices puliendo y restaurando elementos musicales antiguos:

A los lectores, les expongo este resumen de su vida por ser un personaje interesante y para que alguien quizá se acerque a su bella música.

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