Escribe: Aníbal Arredondo.
En el estante que apresa mis libros, que cada vez parece que se reproducen solos, encontré, uno, titulado: " EL PARAÍSO EN LA OTRA ESQUINA", del Premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa, peruano, arequipeño. El libro dada la maestría del autor resulta fascinante y magistral dentro de la literatura universal.
Mi pasión por la lectura que desarrolla mi espíritu, considero que es el mejor lujo de mi vida. Pues no tiene límites y, al escribir yo quizá no lo haga ni bien ni mal. Tampoco me atribuyo lo escrito en este articulo por qué no sería justo, y sería darme una importancia que no merezco, únicamente cuento y comentó lo que me ha gustado del libro. Creo que nadie puede dejar de estar enamorado de la cultura, la idea es que en esta vida desequilibrada quitemos la venda fosforescente de sobre nuestros ojos y, la perfección del hombre pase de una menor a una mayor.
El escritor Premio Nobel, en este libro, hace frente a la visión de la vida y muerte de personajes legendarios de los años 1834-1844, que siguen siendo fascinantes; Flora Tristán y Paul Gauguin, protagonistas de su libro son los paraísos evocados. Flora Tristán, viaja al Perú -Arequipa, con el fin de reclamar a su padre Mariano Tristán y Moscoso, que la reconozca como a hija que es, y sea merecedora de parte de la fortuna de su padre. Flora había nacido en Francia, sin ser reconocida por su padre. La llamaban "la paria" mote utilizado en esos tiempos. Flora luchaba contra las imperfecciones del mundo en este mismo mundo, intentando mejorarlo, cambiarlo, y hasta hacer de él una patria feliz para todos los mortales.
Durante la estadía de Flora de tres meses en Arequipa, fue sorprendida por una guerra civil, entre el ejército de AGUSTÍN GAMARRA y San Román. Motivo para que Flora, busque hablar con Francisca Zubiaga, llamada LA MARISCALA, mujer importante dentro del gobierno de Gamarra.
Al presentarse la MARISCALA a Flora Tristán dijo: "Yo soy la salvaje, la feroz, la terrible doña Pancha que me como crudo a los niños", bromeo a Flora, con voz brusca y seca. Pancha vestía con elegancia estridente, tenía sortijas de oro en todos sus dedos, zarcillos de diamantes y collar de perlas. Dijo que su familia en Lima le había pedido que vistiera así y, he tenido que darles gusto, así los hacía. Pero la verdad me siento más cómoda con botas, guerrera y pantalones y sobre todo en el lomo del caballo, decía, porque ella vestía de hombre cuando le placía o lo necesitaba.
Esa mujer fue fascinante, encendía la imaginación de las personas, era aguerrida, su imagen parecía salida de un cuento o una novela de ficción, por eso a pesar de que muchos han escrito sobre La Mariscala, como Jorge Basadre Grohmann y Abraham Valdelomar, su biografía se ha mezclado con la leyenda sobre todo porque se han escrito novelas, y obras de teatro.
Francisca Zubiaga y Bernales, nacida en el departamento del Cusco, era hija de un español, de origen vizcaíno, con una dama Cuzqueña y se casó con el entonces prefecto del Cusco Agustín Gamarra ,héroe de la independencia del Perú lucho junto a Sucre en la batalla de Ayacucho.
Agustín Gamarra conoció a Francisca Zubiaga en un convento de la ciudad de Lima, donde su padre la dejo a ella y sus hermanas cuando volvió a España y donde las tenían recluidas. Francisca prendada de Gamarra, escapó del claustro, para hacerse de él y se casaron en Zurite, Cusco.
Francisca de veinte años no fue la esposa hogareña, pasiva, doméstica y reproductora como las mujeres de ese tiempo. Fue la colaboradora más eficaz de su marido, su cerebro y su brazo derecho en toda actividad política y social de Gamarra cosa que, incluso enriquecía el prestigio militar de Gamarra..
Lo remplazaba en la prefectura del Cusco, cuando él salía de viaje. En una de esas ocasiones, aplasto una conspiración, presentándose en el cuartel de los conspirados, vestida de oficial, con una bolsa de dinero y una pistola cargada en las manos. ¿Qué exigen? Les dijo: ¿rendirse y repartirse esta bolsa o pelear? Prefirieron rendirse.
Más inteligente, más valerosa, más ambiciosa y audaz que el general Gamarra. Doña Pancha cabalgaba junto a su marido, montada a caballo, siempre con botas, pantalones y guerrera, participaba en los combates y refriegas como la más arrojada combatiente. Famosa por su excelente puntería.
Durante el conflicto con Bolivia, fue ella, al frente de la tropa con osadía ilimitada y su coraje temerario, fue vencedora de la batalla de Paria. Luego de la victoria, festejó con sus soldados bailando huaynos y bebiendo chicha. Hablaba quechua con ellos y sabia carcajearse sin remilgos. A partir de entonces, su influencia sobre su marido el general Gamarra fue total. En los tres años que Gamarra ocupó la presidencia del Perú, el verdadero poder lo ejerció doña Pancha Zubiaga.
Le atribuían intrigas y crueldades inauditas contra sus enemigos, pues su falta de escrúpulos y freno eran tan grandes como su valor. Se decía que tenía muchos amantes y que alternativamente los maltrataba y también los mimaba como si fueran perritos falderos. De todas las anécdotas que se contaban de ella, había dos, que no se olvida. La Mariscala visitaba, en representación del presidente, las instalaciones del Fuerte Real Felipe, en Callao, y de pronto, entre los oficiales que rendían honores descubrió a uno que, según habladurías, se jactaba de ser su amante. Sin dudarlo un segundo se precipitó sobre él y le marcó la cara de un fuetazo, y luego sin bajarse del caballo, con sus propias manos le arrancó los galones. Usted no hubiera podido ser nunca mi amante, capitán, lo increpó. Yo, no me acuesto con cobardes.
Otra historia que ocurrió en Palacio fue que Doña Pancha ofreció una cena a cuatro oficiales del ejército. La mariscala fue una anfitriona encantadora, bromeaba a sus invitados y los atendía con exquisita cortesía. A la hora del café y el cigarro, despacho a sus criados, cerró las puertas y encaró a uno de sus huéspedes, adaptando voz fría y mirada despiadada. ¿Ha dicho Ud. a tres de sus amigos aquí presentes, que está cansado de ser mi amante? Si, ellos le han calumniado, a Ud. les daremos su merecido. Pero si es cierto y ahora veo su palidez que confirma que es culpable; estos oficiales y yo vamos a romperle el lomo a latigazos.
Pancha Zubiaga al casarse con Gamarra se convirtió en el poder real tras el poder y desde allí arriba, usaba su inteligencia y la fuerza a la vez que hacía reformas, a fin de que las mujeres no sigan siendo esclavas de sus maridos.
Pancha no se dejaba humillar, ni tratar como sierva, conseguía hacerse respetar, valía por sí misma, no como apéndice del varón, incluso a la hora de manejar el látigo o disparar las pistolas.
La gente comentaba que el coronel Bernardo Escudero era su amante. Ella desmentía que era calumnia de sus enemigos. Escudero era un aventurero español, venido al Perú igual que Clemente Althaus, enrolándose como mercenarios en las guerras intestinas, con el fin de hacer fortuna.
El ejército de Agustín Gamarra se desintegró ante la embestida popular, los soldados cambiaron de bando y otros se dieron a la fuga. Vencido Gamarra logró huir, disfrazado de mujer, rodeado de un pequeño grupo de hombres consecuentes, y fue a asilarse a Bolivia.
La MARISCALA a quien la muchedumbre enfurecida en Arequipa,buscaba para lincharla logró escapar saltando desde techo de su vivienda, donde horas después fue capturada por las tropas de Orbegoso. Derrotada, semidestruida posteriormente pudo embarcarse en un buque inglés rumbo al Callao, desde donde se fue exiliada a Valparaíso. Al momento de subirla al barco "William Ruthban”, Pancha de pronto palideció, le comenzaron a temblar las manos, la boca los hombros, volteo los ojos y a sus labios asomo una espuma blanca, le habían vuelto los ataques epilépticos de los que adolecía de cuando en cuando. Escudero y algunas damas que la acompañaban la llevaron cargada al camarote del barco que resultó siendo su prisión. Pocos meses después acabo con ella el destierro y la tuberculosis antes de que cumplieras 35 años de edad.
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