Escribe: Anibal Arredondo
Hace poco tiempo que el año 2023 se fue, tiempo que se despide y no volverá ¿vendrá otro tiempo? Claro que sí, ya lo estamos disfrutando. El tiempo corre sin descanso, lo vemos fácilmente, porque la vida y el tiempo guardan el único secreto con sucesión de sueños e ilusiones.
Mis artículos no son divertidos, ni alegres; de repente hasta tristes, porque cada uno de nosotros tenemos un día más o menos triste, más o menos lejano, más o menos nublado. Es nuestra propia vivencia y del que nadie está exceptuado.
Hace pocos días recibí una llamada telefónica de un amigo que radica fuera del Perú como yo. Con cierta inquietud, me pidió contarle sobre la actualidad política del Perú. Conversamos un buen rato para ampliar perspectivas que invitan a mirar más allá.
Me dijo que los medios de comunicación en el país donde vive, nunca comentan periodísticamente del Perú, callan como si no existiera, y él no puede enterarse de otra forma porque tampoco tiene acceso a las nuevas tecnologías ni nadie que le ayude con eso. Será por la distancia en la que vive, que lo aleja de las noticias de nuestro país o porque en el mundo hay noticias más tristes e inmediatas que no se puedan ocupar de lo que pasa en nuestro país y así mi amigo se siente más alejado del Perú, o por qué lo que ocurre allí no requiere alarmar de lo bueno o malo, de lo pequeño y grande que sucede en nuestro país.
Para contestarle, en ese momento mi mente se puso como un desierto, pura arena, pensé que no era necesario mentirle y que era necesario narrarle la verdad, ya que yo intento a diario estar al tanto de lo que pasa en el Perú, con la ayuda de internet, que, aunque no soy docto, algo mejor me desenvuelvo. Al mismo tiempo me causó una herida silenciosa en el fondo de mi pecho, y que mi respuesta no era la palabra de plata, si no de una repetición de una situación política que no avanza y parece que no mejora, pues es lo que yo siento a diario cuando leo los periódicos peruanos y la información que allí me llega.
La mayoría de los políticos, por lo que leo, son inconsistentes para el bien, y más consistentes para el mal, para el alboroto sin base, para insultar y recriminar sin ver la astilla en sus propios ojos. Los que ocupan cargos en el gobierno a pesar de recibir pingües salarios, son corruptos y consideran que el dinero mal adquirido lo puede todo. "Es cierto que el dinero es un buen sirviente, pero es un mal amo"
Los políticos en el Perú son como vampiros que parasitan a los ciudadanos con poca fe; parece que la justicia sigue siendo un mecanismo imperfecto desde siempre. La justicia debe ser ciega, pero parece que algunos han logrado quitarle la venda, a base de corrupción para beneficiarse ellos o sus allegados. Asusta leer en las noticias los desmanes de los grupos criminales y la corrupción. Poquísimas noticias buenas se leen fuera del Perú, si no es de grandes proyectos como la construcción del mega puerto en Chancay con capital chino, del que últimamente Estados Unidos parece que le ha llamado la atención al Perú, olvidándose de su falso eslogan de que “América es para los americanos” y que no deberían de meterse en la soberanía de otros países.
Parece que los corruptos enquistados en el Congreso de la república, quieren imponer al pueblo su voluntad, y con ello sus caprichos. Parece que hay políticos que le tienen obediencia a sus ambiciones. "Lacayos" que quieren arrebatar el gobierno del pueblo, a favor, por ejemplo, de una alocada mujer, como la señora Fujimori que viene intentando ya por cuatro ocasiones el poder. En concreto, parece que la historia del Perú sigue como antes, lleno de episodios ásperos, crueles, presidentes encarcelados por corrupción, etc. etc.
Cuidado: El pueblo es el único con quien podemos contar para preservar nuestra libertad.
Pero en la conversación con mi amigo, quedamos consolándonos, en que, si bien las noticias de los periódicos no son esperanzadoras, porque la política ensucia mucho la verdad sobre el peruano limpio que tiene una gran virtud, herencia de sus antepasados; el peruano es muy trabajador, y lucha día a día para levantar el país, quiero pensar que en el Perú nadie se muere de hambre, que no se hace cola por el pan, que no hay desesperación por conseguir alimentos. El Perú es un país rico, que tiene muchas materias primas y agua, y otras riquezas, ojalá sean para mejorar la situación de los peruanos, sobre todo de los niños y niñas y de jóvenes que son el futuro.
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