El caballo ha formado parte de nuestras vidas durante siglos merced a su vigor, su inteligencia, agilidad. Los caballos no han sido objeto de una reproducción tan intensa para seleccionar razas puras. Aun así, se puede trazar un patrón en la evolución equina.
Existen más de 190 razas y 39 colores definidos según sus genes individuales, ello supone miles de combinaciones. Sus tamaños y formas difieren según sus razas, entre los que se encuentran los caballos miniatura, (ponis) así como los más grandes del mundo, cada uno con un marcado carácter individual.
Nos cuesta recordar que en realidad se trata de un animal salvaje. Olvidamos que el hombre ha modificado radicalmente la vida de nuestros caballos para adecuarlo a nuestras necesidades particulares.
Ahora refresquemos por ser necesaria sobre la evolución equina, especialmente a los criadores o simples aficionados de la región alto andina del sur de nuestra Patria.
Creemos todavía que este animal procede del continente europeo, por el hecho que los conquistadores españoles trajeron a este espécimen con lo cual dominaron radicalmente a las huestes incas. Pues se trataba de caballos desarrollados a través de una reproducción selectiva preparados para satisfacer las necesidades requeridas para una guerra.
Los investigadores que hacen ciencia descubren todavía en el año 1867, un esqueleto de EOHIPPUS en roca cocénica en el sur de EE.UU de Norte América; y a partir de este hallazgo trazan la evolución equina durante un periodo de 60 millones de años, hasta la aparición, hace un millón de años del Eqquus Caballus, el antepasado del caballo, Eohippus, tenía el tamaño de un zorro, con cuatro dedos en las manos y tres dedos en los pies. Su pelo estaba probablemente manchado o listado para mezclarse con su entorno.
Desde América, los descendientes de Eohippus, se esparcieron por el mundo por las lenguas de tierra que existieron antes de las eras glaciares, después hace diez mil años el caballo se extinguió en América, hasta que los conquistadores españoles lo reintrodujeron en el siglo XVI.
Ósea el caballo primitivo, durante casi todo el periodo de las eras glaciares Eqqus accedió a Europa y Asia desde América.
Los siglos han pasado, y la tecnología ha avanzado trayendo medios de transporte sofisticados, desplazando en gran parte los servicios del caballo. Pero aún se sigue utilizando en el deporte (polo), en las carreras (hipódromo) competencia de saltos, otros espectáculos, etc. Esto quiere decir que no ha quedado relegado como el camello que por desuso ha vuelto a su estado primitivo salvaje, constituyendo una plaga por su reproducción descontrolada, caso Australia.
En países desarrollados la raza de los caballos han sido genéticamente mejorados creando tipos modernos como el “Pura Sangre”, que se caracteriza por su bravura, velocidad, la conformación y el movimiento; el “Holstein” por su tamaño, fuerza y esencia, el TRAKEHNER de constitución fuerte y vigorosa, el PERCHERON, y otros incontables hasta los Ponis australianos; el bello Andaluz, etc., pero el que destaca es el ARABE, por que se le considera el origen de todas las razas del mundo, ser descendiente y el más antiguo de los equinos; es el caballo más bello, con apariencia inconfundible e inolvidable. Su perfil único se rige por las proporciones y su formación esquelética.
Hace pocos meses estuve en la ciudad de Arcadia (Sídney, Australia) y me toco asistir y ver objetivamente en una exhibición el logro perfecto de esta raza Árabe, en el criadero de la finca “Mulawa” donde es impresionante contemplar a estos ejemplares modificados por el hombre. Por eso el poeta decía un proverbio al inicio del espectáculo, “Y Dios tomo un poco de viento del Sur y le dio un soplo de vida y creo el caballo Árabe”
Y en otra oportunidad, en este corto paso por la tierra donde hay tantas cosas para gozar y el universo siempre está dispuesto a complacernos como dice Facundo Cabral, el destino me llevo a la ciudad española de Córdoba; ciudad arqueológica y etnológica, cortada por el caudaloso Guadalquivir que emerge desde Sierra Morena. Córdoba Patrimonio de la Humanidad, punto de encuentro de culturas, cuna de grandes pensadores, como Averroes, Maimónides, escritores de la talla de Lucano o Góngora, artistas como Julio Romero de Torres.
Eran las doce de la noche, de un sofocante verano y nos dirigimos por estrechas callejas de herencia musulmana que conducen al núcleo de la población más primitiva de Córdoba, porquetenía clara referencia programada para un espectáculo ecuestre con caballos andaluces en elAlcázar de los Reyes y ver este patrimonio artístico natural. Anunciaron que los ejemplares andaluces eran amaestrados en la clásica escuela de equitación española, criados en Jerez de la Frontera, Córdoba y Sevilla.
Cada pareja de animales eran de idéntico color grises moteados, blancos de ojos negros, ruano azul cuerpo negro con pelos blancos dando un matiz azulado, cuya docilidad e inteligencia, dio lugar que, al son de la música clásica española bailaban sobre sus miembros inferiores ósea de dos patas, sin jinete alguno al contorno de bellas mujeres andaluzas que acompasaban con estridentes castañuelas, llenando al público de algarabía y felicidad.
En Perú nuestra patria tenemos la suerte de tener una raza sui generis conocido en el mundo “El Caballo de Paso Peruano” conocida por sus andaduras únicas, docilidad y formas perfectas; por lo que aficionados nacionales y extranjeros gozamos cada Abril de cada año en la Hacienda Mamacona al sur de Lima, a más de apreciar arneses de alta calidad, finos y artísticos trenzados en cuero crudo. Resaltamos a estos criadores peruanos por su caro y sacrificada labor de poner al Perú en un sitial merecido.
Me pregunto ¿Qué será de nuestros caballitos andinos adaptados a las escarpadas cordilleras, donde resoplan de manera estridente en mitad del aire frio y, los otros adaptados a las profundas quebradas de olor a molle fuerte y retama fraganciosa? ¿Existirá el cholo que se siente dueño y señor de la pampa y la puna en una noche de arranque de vacunos, o en una bohemia de farra y cholerío? O en una corrida de toros pueblerino, donde el caballo por la cornada de un bravío, despanzurrado, agonizante, como agoniza el ulular del eco de las cornetas de cuerno, cuando el viento estrella en un peñasco y desaparece.
En fin cada cual tiene su distracción favorita de acuerdo al medio en que vive y se siente realizado.
Termino agradeciendo a mis lectores de sus palabras nacidas de la sinceridad y también a la gente toxica que todo resumen en descontento.
Deseo que disfrute de este modesto aporte, tanto como yo lo he hecho al escribirlo.
1 comentario:
Felicitaciones por su interés, sobre todo por evocar al caballo andino. Con algo de pesar lamento informarle el desinterés del estado por asignarle el valor cultural que tiene este rústico animal. Actualmente, la modernidad, el desuso, el olvido técnico y las modas, sumado a la ignorancia de sus ventajas hacen que se pierdan exponentes con mérito zootecnico ya que sin criterios se pretenden cruces con animales de la costa en una errada idea de mejora animal.
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