3/6/23

La esposa del poeta peruano José María Arguedas


Escribe : Anibal Arredondo

Escribo un poco de la biografía de SYBILA Arredondo, quizá por exceso de mi pensamiento, o  por qué no tengo la sabiduría de callar, y preguntarme ¿Por qué se suicido  Arguedas?;  ¿Por frustración, al ver la pobreza de su Patria., ¿por no ser capaz de ver la realidad? O ¿ver el sufrimiento del indio apegado en exceso a los códigos heredados de su raza?

SYBILA Arredondo, es hija de la escritora Matilde Ladrón de Guevara, ahijada  de la poetisa novel Gabriela Mistral. Fue la primera esposa del poeta Jorge Teillier, con quien tuvo dos hijos: Sebastián y Carolina.

En 1962, en la casa del poeta Pablo Neruda, conoció al poeta peruano José María Arguedas. Mientras recitaba una canción en Quechua, ella comenzó a enamorarse. Tres años más tarde partió con sus hijos a Perú, siguiendo al escritor. En 1967 se casaron  y en 1969 en Lima, Arguedas decidió quitarse la vida. Sybila se quedó en Perú, como había pedido Arguedas en su testamento. Pero a mediados de los ochenta empezaron los problemas, fue detenida por primera vez en 1985, acusada de transportar doscientos kilos de explosivos en un Wolkswagen escarabajo, dijeron que estaba vinculada a un grupo terrorista Sendero Luminoso. Un año y medio después  la liberaron por falta de pruebas. A los seis meses la arrestaron nuevamente, y fue otra vez absuelta.

En 1990 fue detenida por última vez y condenada a 12 años de prisión, que pasó  entre el penal del Callao, Chorrillos y de Canto Grande. Sybila en su encierro había sufrido malos tratos. Su caso llegó a la ONU, donde la Comisión  de Derechos Humanos trato de intervenir. Cumplida la condena, salió libre a fines  del 2002.

SYBILA nunca ha  aceptado su participación en una organización terrorista. Ha recalcado que no existen pruebas que demuestren que fue militante y mucho menos dirigente de Sendero Luminoso. Admite haber asistido a presos políticos  que comparten ideas de izquierda. Hoy vive tranquila en su parcela de Rangue, dice: Que nunca conoció al Dr,  A. Guzmán.

Al igual que en su vida, Peru tiene una presencia importante en su casa de Rangue, abundan las figuras andinas, los aguados de colores, y las mascaras típicas. En una pared  un cuadro de la provincia de Huancayo, que muestra la fiesta tradicional de la marcación del ganado. Dice que es las pocas cosas que ha comprado en su vida.

Cuando Sybila cuenta historias, siempre las complementa con referencias a grandes intelectuales, y  si es necesario actúa para darse a entender. Hoy dice que le fascina las cosas más simples  de la vida, como la personalidad de su perra "Doña"  y los árboles . Admira como en su jardín un Quillay y un boldo se unieron para crecer juntos. "Una alianza"; explica ella un lucha para poder sobrevivir. En su vida ella ha sabido adaptarse de la misma manera. Como se considera un árbol, crece donde la planta  logra subsistir .

Tiene el pelo canoso, viste de manera sencilla, polera roja, pantalones de lino beige  y unas chanclas de cuero. En sus manos hay tres anillos, uno de oro, uno de plata, y uno de cobre. Sybila tiene una risa fácil, que según ella ni en los momentos más serios logra contener. En Perú le decían "Chola chilena", sobrenombre que le hace justicia a su manera de hablar, que con acento mestizo combina el "po" con el "pues" . Decidí vivir  en Chile y no en Perú por qué me votaron de ese país. Ami me daba lo mismo donde vivir, me hubiera gustado quedarme en Perú. 

Desde que salió de la carcel,el 6 de diciembre del 2002, Sybila no ha vuelto a pisar suelo peruano. Llego a Chile el mismo día que la liberaron, luego vivió con su actual pareja Teodoro Vogel, en Francia, y en 2011 volvieron juntos a Chile.

Tres años después, se instalaron en Rangue. Allí ella se mueve con actitudes de  abuela. Insiste en que sus invitados se sienten en el lado de la mesa que mira hacia el jardín y a sus queridos árboles. Le gusta escribir, pero le cuesta, dice que no tiene paciencia y prefiere tejer y bordar. 

¿Qué es lo que más recuerda del pasado ? ; No se, son demasiadas cosas, ¿y extrañas de la juventud?; No añoro nada, ósea lo tengo como recuerdo y los recuerdos surgen cuando se necesitan. 

No tiene una rutina, dice que nunca ha tenido, sus horarios dependen de las estaciones, y de los que decida hacer en el día. Mails por corresponder, libros por leer, soñar proyectos. La única práctica sagrada en sus días son los ejercicios que le indicó, el kinessiologo. Hace un tiempo cojeaba, pero ha vuelto a caminar normalmente; "Lo que para un árbol como yo es muy importante, agrega. Que hace lo que quiere y que no tiene mañanas libres. Hay otro problema que tengo ahora, la mala memoria, tengo contacto con gente de distintas lenguas y distintos países, distintas circunstancias.  Creo que cada quien tiene una memoria con personalidad. Yo soy muy desordenada para seleccionar algunos rasgos de mi personalidad, a pesar de que  tengo mala memoria. Pero recuerda perfectamente los nombres de los profesores que tuvo desde los siete años. Quizás sea por la magnitud  de los maestros. No cualquiera a presenciado clases  del creador del Teatro experimental; Pedro de la Barra le enseño con lo mejor de la élite alemana, el ballet.

Su madre  Matilde Ladrón de  Guevara, la hizo relacionarse desde pequeña con nombres como Pablo Neruda, Francisco Colana y Luis Merino Reyes, introduciéndola en un mundo artístico. Matilde Ladrón de Guevara  fue una reconocida escritora chilena y a pesar de su avanzada edad luchó por la libertad de Sybila cuando estaba presa.  Hizo huelgas de hambre, abrió "caceras" solidarias, pidió ayuda a organismos internacionales, pero nada logró cambiar  el veredicto dado en Perú.  Mientras su hija estaba detenida, le dedico dos libros: "Sybila en Canto Grande 1988" y "Sybila viuda de JOSÉ MARÍA ARGUEDAS" (1955),

Mi madre era una persona fuera de serie, recuerda Sybila. Si a mi madre le buscan las partes positivas, era magnífica y objetivamente yo soy producto de la educación de ella, aunque a mí me han criado las nanas.

José María Arguedas, definía a Sybila Arredondo, como acero y paloma, La Paz y una dulzura llena de carcajadas, junto a un imponente carácter que aparecía cuando defiende ideales. Acero y Paloma se titula la biografía de ella que escribió Mónica Echevarría hace poco.

Sybila suspira cuando mira su pasado. Hace muchos años se despachaba frases políticas sin complicarse. Sentada en su casa de campo en Rangue, dice que todo lo que a ella le ha pasado no ha sido una elección propia, ha sido la vida la que le ha cruzado con distintas situaciones. Comenta que ha tenido suerte de estar bien, de lo que ha vivido y de lo que le ha tocado. Para la mayoría de la gente, 15  años de carcel y un marido suicida es lo opuesto a la buena suerte. 

Me preguntan qué sigo siendo revolucionaria; dice ella: Eso no se contesta diciendo "si, yo me siento, yo trato". A los  83 o los 84, es delicado, por qué uno tiene que saber cómo puede servir a la revolución. Yo ya no puedo estar pensando en eso, pero no se si lo logro o no. Solo pienso que esta sociedad tiene que cambiar, y que el proceso histórico está llevando a eso. Yo juego con el cambio, yo nací queriendo cambiar las cosas...  Mientras más demora la revolución, más violenta explota. Hay que partir  por la lucha de clases, hay contiendas, hay contradicción constantemente, esas contradicciones son un bulto enorme. Lee el poema "Piecesitos" de Gabriela Mistral, ahí hay revolución, es como un alfiler, una flechita que te hiere y te despierta, te mueve sentimientos.

SYBILA Arredondo se considera lejana de las religiones. No cree en el destino, para ella las cosas pasan por azar, aunque hay que fijarse en la ruta. Si crees en la ciencia, en las leyes de la física y química o estás convencido de que todos tenemos espíritu, hay que respetar. No creo en la vida después de muerto, aunque  puedo decir  por ejemplo  que José María Arguedas está muerto, y yo puedo decir que está vivo, por qué me llaman de todo el mundo, y me dicen que quieren publicar las obras de él. A mí  me sigue dando trabajo. Al morir nuestra alma no va a ninguna parte. Se apaga la luz. Orgánicamente no existimos, pero si existimos en el recuerdo de la gente, que va muriendo también. Yo creo en el arrepentimiento, es muy importante, por qué si uno se ha equivocado tiene que recapacitar. Y es bueno; no lo tomo como un pecado. A veces se oye como un horror pero no.

Aunque la lucha con la tecnología es constante , logró utilizarla a su favor. Escucho radio, visitó sitios web  y leo el diario. Apoyo la lucha por la igualdad de la mujer, el aborto libre y la ley de integridad de género: 

En cuanto al movimiento feminista, Sybila tiene expediente propio. Su madre fue una de las dirigentes del partido femenino de Chile, en los años 40 lucho  por el sufragio de la mujer. Mientras vivía en Perú. apoyo al Movimiento Femenino Popular, grupo del partido comunista del Perú, que se focalizaba en el trabajo político de las mujeres. Para Sybila,esa es la manera de luchar por la igualdad de género. La única  vía de cambiar las mujeres es con trabajo político.

Hay un movimiento feminista en Chile, dice, pero que a la fecha faltan dirigentes, que en vez de hacer movimiento feminista, debe desarrollar su camino y apoyar todo lo que sea avance de la mujer dentro de la nación, del Estado, del gobierno, del aparato  político, y de su propia vida:

Sybila  habla con claridad de la agenda de género, opina de la actualidad internacional, le causa gracia que le pregunten sobre los conflictos políticos, dice que la han tildado de socióloga, historiadora, y antropóloga, pero que en realidad ella llegó a ser bachiller y bailarina.

Su casa esta llena de archivadores, correspondencia familiar, libros, y en medio se esconde su propio proyecto. Un libro que recopile las cartas que le envían su madre desde Chile, mientras luchaba por su libertad. Le gusta recibir visitas, amigos y familiares. Sus hijos Carolina, Sebastián e ÍNTI, que nació en Perú están muy presentes en su vida, alejada pero nunca desprendida de la ciudad, se gasta los días mirando cómo se pasea su perra, leyendo  a Humberto Eco o hablando de Karl Marx.

  

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