5/8/20

A mi padre en su dia


Escribe :  Anibal Arredondo

Escribir este artículo me motiva el sentido del deber y el afecto a un ser querido, aunque  pasara tiempo de su desaparición.

Es obvio que la fijación paterna en los hijos nos insta a buscar recuerdos fáciles de evocar por no ser fantasía y, recordar acontecimientos suprimidos por el tiempo. Por ser  un artículo de un asunto personal, es probable que tenga que enfrentar sensuras, bloqueos emocionales, para quien lo leyera, pero es una nueva forma de enfocar las cosas cuando uno cambia de actitud  y pueda controlar lo que suceda en la vida, con una manera de no reaccionar ante ello.

Hace muchas décadas mis padres me engendraron en un pueblo lejano, pueblo colonial con detalles renacentistas en su arquitectura, allá en Apurimac (Perú) dentro de un sistema patriarcal con moral, sin egoísmo, con dignidad impecable entre mi padre y mi madre. Algo que en suma no tiene precio.

Por ironía no tuve la suerte de recordar nada de mi padre que falleció cuando yo era párvulo de edad muy corta. Mi padre había muerto a mitad de su juventud.

Mi familia nunca había sido rota, ni cuentas había dejado. Seguramente este ser recordado habrá combatido a la enfermedad pero esta lucha lo pagó con su vida; aún en postrimerías de su vida no se habrá sentido derrotado.

Es horrible para quien desea saber porque la muerte nos deja dolor que llevamos dentro de nosotros como un manantial que no se agota.

Cuanta falta de amor habremos soportado, cuanto frío, para creer en la muerte, en un sueño de horas profundas. Esta es la puerta de la vida; una noche en el umbral del abismo, pero "no del olvido a un ser querido". Solo es el desagüe de un pasado triste como el contenido de aguas fangosas y violentas de otros tiempos.

A mis doce años aprendí a marcar los espacios entre recuerdos que seguían estando reprimidos; aprendí a poder cambiar mis reacciones ante las influencias derivadas de estructuras sociales y crecer como persona, crecer y nombrar las cosas, y veía perturbada la serenidad de mi espíritu porque cada vez se convertían en recuerdos y esperanzas, todo iba ocurriendo como un sueño congelado en mi memoria.

No dudo que mi padre fue un hombre instruido y que hubiese adquirido gran cantidad de conocimiento, por eso me llamo "Anibal" el nombre del hombre más carismático pero controvertido de la humanidad, esa es la mejor herencia que me ha dejado. No le hago una oración de agradecimiento porque me he olvidado de santiguarme.

Han pasado muchas décadas, ahora soy un hombre solo, soy la medida de mis decisiones. Cuando me dicen "que soy demasiado viejo" para hacer una cosa , procuro hacerlo enseguida "porque no soy el hilo de agua que parece muerto entre los arenales de la cordillera ni la arcilla cuarteada  de una sequía".  Estoy vivo; soy fiel a mis ideales .

He vivido en el pueblo donde nací  y donde se encuentra la tumba e mi padre, desde mi infancia, adolescencia y juventud, en un medio absorbente, pueblerino, como un veneno letal; pero gozaba de la naturaleza viva, de todos los pisos ecológicos especialmente de la puna y de la cordillera.

Como nuestro cuerpo es una parcela de materia que el cielo y la tierra nos han confiado, de inmediato recordé de esos tiempos vividos cuando me encontraba dormitando en un asiento de un corredor de mi casa y fui sorprendido entonces por una tormenta atronadora y sombría de rayos y centellas, acompañado e granizos y lluvias intermitentes. Los truenos se metieron en mi oído como una serpiente venenosa. 

En todo el mundo estos fenómenos son idénticos. Mi alegría me impulsó a gritar: !relámpagos centelleen! ,!truenos les escucho! , !Lluvias mojenme!, ustedes son parte de mi vida, he nacido y vivido en la Pampa y la puna, y en esa naturaleza en difíciles y desesperadas situaciones, las decisiones más audaces son más seguras.

Cuando la mañana volvió a brillar esplendorosamente y el aire y la luz se erizan acariciando la piel y los ojos; el lápiz mío que traza garabatos sobre el papel incrédulo, vuelve a contar otra historia y otro homenaje a mi padre Gerardo Arredondo Fernández en su día .

Madrid , Agosto 2020

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