Escribe: Anibal Arredondo
Por extraño que parezca, es divertido escribir un artículo solo por exponer una idea fundamental, sin reciclar pensamientos de otras personas. En realidad soy empírico, escéptico y lector errante empeñado en llegar a lo más profundo de una idea, el poder diferenciar LO ANTERIOR y LO POSTERIOR, pero es imposible profundizar mucho, de quienes más se podría aprender es de la gente signada como la de tercera o cuarta edad.
En este mundo hay muchas cosas que escapan del control de la razón, entre ellas la vejez, tiempo que pasa inapelablemente.
La vejez es un proceso paulatino y solapado, que nos hace a veces olvidar del paso del tiempo. También es cierto que la edad no es retroactiva. La vejez es cruel y al final del tiempo, nos delata, con la flacidez de la piel, las arrugas, las manchas, las lagunas mentales, y los pasos cortos que requieren apoyo.
Nadie que nace y vive en una naturaleza como la nuestra puede abstenerse a no envejecer, los niños, los jóvenes de hoy, también emvejeceran. La vida es una sombra que pasa, con la edad se pierde la incansable energía de antes y abruma la pesadez del cuerpo.
Un dicho dice que: LA VELA DIJO, ! ME ESTOY DERRITIENDO!, la vida es así.
En esta etapa delicada de la vida se cuentan millones de grupos de ancianos en todo el mundo.
Tras un viejo, una vieja, siempre hay una historia, y delante puede haber mucho más.
¿Qué piden los ancianos ? : Solo respeto; en su casa, en la calle, en el lugar donde puede realizar alguna actividad.¡ nada más!.
Otra realidad es vivir solos; Soledad por la ausencia y olvido de sus seres queridos. Vivir solo debe ser fallecer en silencio, como una "pavesa que pronto se diluye".
El envejecimiento en el mundo es un reto importante, en el presente y el futuro, y es inevitable que la sociedad piense en ello, porque hay gente que expresa cantidades industriales de torpeza contra la vejez. No quieren vivir en armonía con la naturaleza para ser plenamente humanos. Creo que el mundo está vacío de comprensión.
Marco Tulio Cicerón escribió DESETUCTE, que quiere decir "El arte de envejecer". Todo un canto a la vejez. En una civilización que parece haber sido tan segura con los ancianos, como la Roma de esos tiempos.
Usted lector, seguro que tiene un amigo, una amiga, un pariente, ausentes de su día a día por un largo tiempo, y de pronto han vuelto a verse, por qué el destino así lo quiso, y al verlo seguro que ha sentido algo desagradable , pues ya muestra arrugas, manchas, de una una representación mental distinta que tenía de él o de ella. Y, ellos al verlo a Ud, también han sentido la misma sensación, o quizá mucho peor. Es una realidad triste, es la sensación en el que se siente claramente el "Antes y después"
Les cuento, como anécdota que bajaba en un ascensor desde el piso doce del edificio donde vivo; y coincidí también con una dama. La mujer al vese el interior del ascensor cubierto de espejos, se inmutó malamente, y dijo; "malditos espejos quisiera romperlos. Cada vez que bajo y subo, me veo más vieja". La dama ignora, que la verdadera dignidad de la vejez es la "RESIGNACION". No ha aprendido a vivir el secreto de la "Vejez feliz", pactada con la realidad; y se mortifica inútil y vanamente lo que absurdo.
Con este ejemplo no pienso hacer una crónica subjetiva, si no que de la vida de los ancianos, podría escribirse muchas e interesantes novelas, por qué cada uno de nosotros somos protagonistas de nuestra propia historia.
Hagamos un ejercicio de pensar en nuestra existencia y cuando lleguemos a ser ancianos ,tengamos un equipaje lleno de experiencias recogidas a medida que avanza nuestra vida.
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