Escribe : Anibal Arredondo
Te sigo escribiendo pueblo mío para vivir mejor y seguir buscando lo que está lejos de mi. Mantengo despejados mis sentidos, mis ojos agudizados, siempre fijos en ti, desde otro mundo lejano.
Pienso que quienes nos hemos ido de tu comunidad, jamás volveremos. "Eso es cierto". Estas viva Pachamama extrañada, de niño sentía que tus ojos me acariciaban, tus brazos me abrazaban al niño que era, como en la cultura "INDIA" este legado espiritual y cultural es incomprensible.
Ahora tierra querida, a pesar que la imaginación gobierna al mundo, hagamos un juramento, una y otra vez de no olvidarnos hasta cuando acabe el tiempo prestado.
Recuerdo que de cuando en cuando, a la campana mayor de la iglesia de San Pedro, que repicaba, o llamaba al angelus, con ese sonido de bronce y oro, sonido que chocaba con el viento suave del oeste, atravesaba los pajonales del "Intitiancca", y eso te agitaba el corazón. Pueblo recordado sabias que al atardecer anunciaba volver la tormenta por mandato y voluntad de sus dioses como quien ambiciona todo poder.
Haquira, la luz que hay en ti, es oscuridad, cuando cae el Sol. El silencio de la noche hace que sueñes con "Morfeo"; Morfeo solo es el fiel guardián de los sueños. Los sueños viven en el fondo de los mares. Sueñas que llovió tanto, y en tus sueños ves, que todos los cerdos quedaron limpios y todos los hombres sucios. Despiertas cansada, cuando el horizonte al amanecer, el Sol ya había besado tus largas colinas.
Cuanto recuerdo la época de esquilar las majadas de alpacas, y a pesar de mis años de niñez, percibía la presencia de las montañas nevadas, los cerros inalcanzables en un monumental abraso.
Haquira eres un pueblo con alma de músicos, nadie que nace en esa naturaleza puede abstenerse crear y hacer música, pese que el destino, está hecho de pasiones, sorpresas, éxitos y pérdidas.
Me has inspirado cantarte tierra mía, nada más que una canción de felicidad.
Anoche cuando soñaba
En brazos de mi amadas
Surcaba tus cordilleras
Coronadas de nieve.
En el fogoso alazan
de mis recuerdos
Sobre el arenal
de plata levantaba
Voladera.
Sumido en el sueño
de mis recuerdos
bebia lágrimas amargas
Cuál trago pendenciero
Y en mis oídos sonaban
Kashuas carnavalescas
recuerdos de viejos tiempos
de farras inolvidables.
Eterno Orkontaqui
nevado solitario
de negra sombra
cuando cae el día
En tus lagunas
de aguas cristalinas
beben ariscas vicuñas
y rojas pariguanas
vuelan en tus cielos.
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